Las Organizaciones de Apoyo al Emprendimiento (OAE), incubadoras, aceleradoras y otros programas de apoyo al emprendimiento tienen, en su mayoría, sede en las grandes ciudades, carecen de una estructura digital de alta calidad y llevan a cabo sus programas de manera presencial, lo que conlleva unos costes operativos muy elevados.

Los elevados presupuestos y la ausencia de fuertes flujos de ingresos hacen que la mayoría de las OAE dependan de las subvenciones, y por tanto sean insostenibles. La situación es tan drástica que las OAE dedican hasta el 85% de sus recursos a buscar financiación pública, ya que ésta representa el 65% de sus ingresos. Esto limita su capacidad para centrarse en su misión: apoyar a emprendedores y emprendedoras para que inicien sus negocios.

Con estos costes tan elevados disminuye el apoyo al emprendimiento y, como consecuencia, sólo el 1-5% de los emprendedores/as que solicitan apoyo lo reciben.

Y no, los fundadores/as de los grupos menos representados normalmente no están en ese 1-5%.